Referentes



Conceptos como la educación a distancia, el aprendizaje autónomo, la autorregulación, el tiempo, el espacio, entre otros, se han convertido en palabras claves para las diversas modalidades educativas que tenemos en la actualidad, lo que realmente se pretende con ellas, es que el alumno que se encuentra vinculado a este proceso de formación las utilice con gran autonomía  permitiéndose comprender las condiciones que se necesitan para que él logre un aprendizaje realmente significativo en su formación como profesional.

“En la educación a distancia el alumno necesita una orientación personalizada que tenga en cuenta el tiempo que dispone, sus conocimientos y habilidades, necesidades, dificultades y expectativas. Por ello tiene como punto de partida el aprendizaje del alumno y su finalidad no es sólo que aprenda contenidos, sino que además pueda desarrollar procedimientos autónomos de pensamiento, de organización y administración del tiempo y de los conocimientos a adquirir” (Ortiz).

De acuerdo a lo mencionado en el párrafo anterior, en la educación a distancia el estudiante no solo adquiere nuevos aprendizajes sino también a fortalecer sus destrezas y actitudes mediante la disciplina que este se imponga, solo él puede determinar qué es lo que desea aprender, en que momento, y de que herramientas se va a valer para hacerlo, En este caso la distribución del tiempo es vital porque este es uno de los grandes factores que impactan este aprendizaje, si no se dedica un tiempo diariamente para cumplir con las determinadas actividades, el aprendizaje no va a responder a los alcances que se esperan, por lo tanto el alumno es el único administrador de su propio conocimiento, él es quien se regula el proceso de enseñanza/aprendizaje y para que este sea efectivo es un requisito indispensable contar o desarrollar habilidades relacionadas con el estudio independiente.

Se puede definir entonces que “El estudio independiente es un proceso dirigido a la formación de un estudiante autónomo capaz de aprender a aprender; consiste en desarrollar habilidades para el estudio, establecer metas y objetivos educativos basados en el reconocimiento de las debilidades y fortalezas del individuo, mismas que responderán a las necesidades y expectativas de cada uno.  (Ortiz).


Esto significa que cada estudiante debe estar en la plena disposición de tomar sus propias decisiones respecto a la organización de su tiempo y al ritmo de aprendizaje que este maneje, requiere un grado de compromiso que le permita aprovechar al máximo estos espacios pues fortalecerá cada vez más sus conocimientos. 


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